miércoles, 25 de junio de 2008

El Estado y mis padres

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Querido amigo:

Yo creo en la necesidad del Estado, más allá de funciones simplemente de Defensa y Justicia. Eso no implica que deje de creer en la libertad del individuo. Individuo que se relaciona socialmente con sus semejantes, que no puede vivir apartado, pues no sobrevive. Es en esa convivencia donde surge y es necesario el Estado. Pero su libertad es inviolable y libre de coacciones en su pensamiento.

Lo que yo vine a poner de relieve en mi anterior escrito es: Dado que el Estado presta el servicio de la educación, debe de dar la educación que los padres quieren para sus hijos, no la que el Estado quiere como adoctrinatario de futuros votantes. Ya que con mis impuestos pago una enseñanza pública, el servicio se debe de prestar conforme a lo que el individuo quiera para sus descendientes, no a la inversa. ¿En qué otro caso se puede producir una situación similar a que el que te presta un servicio por el dinero que pagas te dice lo que tienes que hacer y te impide el desarrollo de tus ideas? Otra cosa es que deba existir una enseñanza pública. Ese es otro tema que yo no he tratado.

Comentas también una contradicción, que yo la verdad no veo. No hay ningún problema en la indepencia de credo de un Estado, es más, es lo que tiene que ser, y digo todavía más, eso es lo que existe hoy en España. Pero se confunde eso, aconfesionalidad, con la laicidad, que es un tema muy distinto. Pero sí creo que el Estado garantiza libertades. Si no fuese así, no existiría más justicia que la que nos arrogásemos nosotros. En una sociedad, las libertades suelen estar limitadas en los derechos de los demás, algo que algunos infelices, supongo, llaman convivencia, dentro del normal razocinio y costumbres de los lugareños.

También tema distinto es la imposición de una materia obligatoria de carácter moral y de la formación ideológica del individuo, con mayor gravedad dado que este individuo está todavía en periodo de aprendizaje. Que esto esté dictado por el Estado es lo que está fuera de toda lógica. Que sea el gobierno de turno el que ideologice a nuestros pequeños con sus fobias, manías, ideología, y demás convicciones morales del hombre, me parece aberrante. Esto no tiene nada que ver, con que el hombre pueda manifestar y vivir conforme a su fe. El Estado no la impone, debe simplemente vigilar por su posible cumplimiento.

Atentamente.

lunes, 23 de junio de 2008

Papa Estado

Sin duda, uno de los grandes problemas de nuestros tiempos es la falta de claridad en la distinción entre lo público y lo privado. ¿Cuando o por qué algo pasa de la esfera privada a la pública? Esta pregunta suele ser contestada facilmente por los "infectados" por el positivismo jurídico; estos contestarían que cuando lo dice la Ley. Normalmente este tipo de argumentos están muy extendidos y no deja de ser una forma de sacarse un conejo de la chistera cual mago itinerante, sin obligarse a argumentar ni a justificar el hecho de que el Estado dicte normas de salud, hábitos de higiene, civismo, valores morales...un catálogo extenso, aburrido y agobiante.

Siempre me he preguntado por qué hay anuncios de Renfe (monopolio estatal). ¿Para que hacer un gasto en publicidad de un servicio si es la única empresa que explota el transporte ferroviario?( En este tema ya entraré). Pero al hilo de tu articulo me hago otra gran pregunta, ¿Por qué el Estado debe intervenir en la educación y en el culto religioso de los ciudadanos, es más, como se articula la idea de Libertad Religiosa con la intervención del Estado? ¿No es esto último una contradicción?

Precisamente la idea de que el estado garantice libertades es una perversión en sí misma (Ver, Estado Omnipotente, Mises). La intervención del estado siempre supone límites a las libertades humanas. Pero al margen de establecer límites, el estado como depredador insaciable, se considera legitimado, por la ignorancia e ingenuidad de los que piden que este mismo garantice sus libertades privadas, a dictar normas y pautas morales y a materializarlas en leyes.

Pongo sobre la mesa la idea de que en tu artículo existe desde mi punto de vista una gran contradicción o como mínimo un gran misterio: ¿Cual es el problema de un estado laico, es decir, independiente de credo o confesión? ¿En que daña a los católicos o a los musulmanes la idea de un estado que no intervenga en algo tan privado como en las creencias propias?

Lo curioso de todo es que los mismos que reclamais al estado que garantice vuestras libertades religiosas otorgándole autoritas y potestas en el ámbito de la moral, a continuación protestais si éste se saca de la manga normas morales contenidas en Educación para la Ciudadanía.


Moraleja: no llames a un pirómano para apagar un incendio.

Para que la cosa quede con buen sabor de boca dejo un link de una gran canción de The Black Crowes:

http://es.youtube.com/watch?v=hWuSrc53QL4&feature=related



jueves, 5 de junio de 2008

Libertad religiosa

La Constitución Española, en su artículo 16.1 deja claro que "Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley."

¿Por qué se recoge semejante derecho?

Su fundamento, como el resto de los derechos fundamentales, viene dado por la propia dignidad del hombre. Dignidad sin la cual, no existirían leyes superiores para la defensa de la vida y del desarrollo de la persona, aunque tantas veces sean ultrajadas por el arbítrio de otra gente.

El espíritu del hombre anhela el conocimiento de la verdad y la realización de la justicia. Y la religión es una búsqueda, o un encuentro, con tales anhelos a los que el hombre se adhiere y acepta su manera de vida conforme a la verdad conocida. Por eso su fundamento no reside en la subjetividad del individuo, sino en la propia naturaleza del ser humano, como seres dotados de una voluntad y una razón libres.

Toda esta búsqueda ha de realizarse desde la libertad. Por eso es tan necesario que ésta no se restrinja en demasía el libre ejercicio de la religión, tanto en el ámbito privado como en el público. Por eso el individuo debe estar protegido con una inmunidad de coacción por parte del Estado. Todos los hombres deben ser inmunes a dicha coacción para que no se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida actuar conforme a ella en público o en privado, porque los hombres no pueden satisfacer su exigencia vital de una manera adecuada, si no gozan de una libertad psicológica a la par que la ya citada inmunidad. Por ello la autoridad civil debe reconocer y favorecer la vida religiosa de sus ciudadanos; pero le estará prohibido, por exceder de sus competencias, el pretender dirigir, gobernar, o impedir las manifestaciones religiosas. Lógicamente, todo ello dentro unos límites debidos y razonables.

Es por eso que también la Constitución Española señala "...Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones." Está obligado a ello, no es un favor que le haga a una confesión, una concesión graciosa. Es su obligación, por ello no puede utilizar como un instrumento de chantaje esta colaboración, para tener bajo cuerda a las comunidades religiosas.

Esta libertad religiosa también se relaciona con la libertad de enseñanza. Otro de los derechos que no se les puede impedir. Educación también para el ejercicio de la libertad. Así como también, el Estado está obligado a abstenerse siempre de cualquier clase de actos que tengan un signo claro de persuasión en la conciencia de los aprendices, para intentar desactivar la divulgación religiosa, tanto así como para la imposición de una ideología laica, en la cual todo lo religioso deba ser eliminado de la vida pública. Sin que el Estado ponga en peligro, o prive, de la libertad de elección.

Pero como en toda libertad, su uso está sujeto a limitaciones. Así, habrá que tener en cuenta los derechos de los otros, los deberes para con los demás y el bien común de todos. Además, la sociedad tiene el derecho a protegerse contra los abusos que se pudiesen general bajo el pretexto de la libretad religiosa. De tal forma, que atendiendo también a lo dicho anteriormente, debe reconocerse la libertad del hombre de la manera más amplia posible y sólo debe restringirse cuando sea necesario y en la medida en que lo sea. Porque la libertad religiosa debe contribuir también a que los hombres actuen con responsabilidad en el cumplimiento de sus propios deberes en la sociedad en la que viven.